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Aprende cómo los gestores de proyectos pueden utilizar los conocimientos basados en la IA con la intuición humana para tomar decisiones más inteligentes en el cambiante panorama actual de los proyectos.
En la gestión de proyectos, la inteligencia artificial (IA) ha evolucionado sutilmente, pasando de ser una idea futurista a un aliado habitual. Los sistemas de apoyo a la toma de decisiones (DSS) basados en IA están revolucionando la entrega de proyectos mediante la evaluación inteligente de riesgos, la elaboración automatizada de informes y el análisis predictivo.
Sin embargo, a medida que estas herramientas se vuelven más sofisticadas, surge una cuestión crucial: ¿cuándo debe un gestor de proyectos confiar en su intuición y cuándo en la máquina?
Para los profesionales que quieren marcar la diferencia en esta dispensación, lograr este equilibrio es un reto profesional y ético, además de técnico. En este artículo analizamos los fundamentos de la responsabilidad, el liderazgo y el juicio en un mundo cada vez más potenciado por la tecnología.
La propuesta de valor de la IA es clara: procesa grandes volúmenes de datos, identifica patrones ocultos y apoya la toma de decisiones complejas de forma más rápida y coherente que los humanos.
Un reciente artículo de la revista MDPI Systems descubrió que las herramientas basadas en IA mejoraban la precisión de la identificación de riesgos en un 94% y aumentaban las tasas de finalización de sprints en un 18% en los proyectos ágiles (Almalki, 2025). 1 Entre varios estudios, destacados profesionales señalaron también que la IA mejora la programación predictiva, la estimación de costes y el análisis del rendimiento en proyectos a gran escala.
El Instituto de Gestión de Proyectos (PMI) también informó de que, aunque sólo el 20% de los profesionales de proyectos tienen experiencia práctica en el uso de la IA, más del 80% de los altos directivos creen que remodelará significativamente la ejecución de proyectos en los próximos años (PMI, 2023). 2
Estos resultados subrayan el potencial de la IA, pero también ponen de manifiesto un desequilibrio. La tecnología avanza más deprisa que la preparación humana para integrarla sabiamente.
La IA puede hacer números, pero no puede «leer la sala». El cerebro humano sigue siendo incomparable a la hora de interpretar las emociones, los matices y el contexto social, factores que a menudo determinan el éxito o el fracaso de un proyecto.
Como señala acertadamente Brett Harned «La IA puede automatizar tareas, pero no puede sustituir al liderazgo humano. El valor del gestor de proyectos reside ahora en la interpretación y la empatía».3
No existe una regla única para todos. En cambio, los directores de proyecto pueden utilizar este sencillo marco para decidir cuándo apoyarse en la IA frente a la intuición.
| Escenario | Apóyate en la IA | Apóyate en la intuición |
| Entornos ricos en datos y predecibles (por ejemplo, asignación de recursos, tendencias históricas de riesgo) | Utiliza previsiones y análisis basados en IA para fundamentar los planes. | – |
| Contextos ambiguos o novedosos (por ejemplo, nuevo producto, mercado emergente) | Utiliza las ideas de la IA como guía, no como evangelio | Aplica el juicio contextual y la experiencia. |
| Gestión de las partes interesadas, moral del equipo, ética o confianza | Utiliza herramientas de inteligencia artificial como apoyo | Dirigir con empatía y conciencia personal |
| Informes rutinarios y programación | Automatiza siempre que sea posible. | Utiliza la intuición para verificar y contextualizar los resultados |
Este enfoque equilibrado ayuda a los profesionales del proyecto a evitar el sesgo de automatización (confiar demasiado en el sistema) y la aversión al algoritmo (confiar poco) (Dietvorst et al., 2015). 4
Para alinearse con las prácticas globales, los directores de proyecto pueden integrar tanto el pensamiento centrado en los datos como el centrado en el ser humano mediante pasos estructurados.
Los gestores de proyectos ahora tienen que curar la colaboración entre humanos y sistemas inteligentes, además de planificar, supervisar y controlar. El objetivo es la complementariedad, no la competencia. Los directores de proyecto preservan la confianza de las partes interesadas, mantienen la ética del proyecto y mejoran la calidad de las decisiones sabiendo cuándo confiar en los datos y cuándo utilizar su intuición.
El futuro del trabajo no consiste en humanos contra máquinas, sino en humanos mejorados por máquinas», como subraya el Foro Económico Mundial (FEM, 2023). 6 En estos tiempos, la intuición sigue siendo relevante y sirve de contrapeso para que la toma de decisiones impulsada por la IA siga siendo moralmente sólida, fundamentada y humana.
En conclusión, para los gestores de proyectos, la inteligencia artificial es un potenciador de la intuición más que su adversario. Lo importante es utilizar la automatización para apoyar, y no sustituir, el juicio humano. La intuición aporta empatía, ética y flexibilidad; la inteligencia artificial, reconocimiento de patrones, escala y precisión.
Referencias:
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